DON JUAN
¡Ah! ¿No es verdad ángel de amor
que en este lecho caliente,
podremos tranquilamente
fornicar mucho mejor?
Esta sala que está llena
de esos cuadros tentadores
donde joden mil señores
ya á una rubia, á una morena;
esta picha tan amena
que está queriendo romper
sin poderse contener
la tela de mi calzon,
¿no es cierto tierno pichon
que esán diciendo joder?
Ese coño, cuyo aroma
me sube ya á las narices,
esas frases que no dices
pero que tu lengua asoma
á tu boca, dí paloma,
dí, labios de rosicler,
esas ganas de tener
mi picha dentro tu coño,
¿no es verdad, tierno retoño
que están diciendo joder?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
en tu chumino ya ardiente
ante el miembro de Don Juan,
y estos cojones que van
hinchándose sin querer,
como un globo Mongolfier
que se va elevando al cielo,
¿no es cierto, dulce consuelo
que están diciendo joder?
¿Y esas dos gotas de leche
que ves caer de repente
de mi nabo ya impaciente
porque mil polvos te eche,
no me dicen que aproveche
tal momento de placer?
¿No es verdad que sin querer
tu coño se va tras de ellas?
¿No es cierto estrella de estrellas,
que están diciendo joder?
¡Oh! si, bellísima Inés,
espejo y luz de mi vida,
escucharme conmovida
cual lo haces, lujuria es,
mira aquí á tus plantas pues
a aquel Don Juan tan ladino
que se paró en su camino:
que rendirse no creia
adorando, vida mia,
los pelos de tu chumino.
DOÑA INÉS
Callad, por Dios ¡oh Don Juan!
que no podré resistir
mucho tiempo sin sentir
que las cabras se me van.
¡Ah! callad por compasion
que oyéndoos, me parece
que mi clítoris me crece
y es más duro que un bastón.
¡Y que he de hacer ¿ay de mi!
sino caer en vuestros brazos,
si todo el coño á pedazos
me vais robando aquí?
Don Juan, Don Juan, ¿por que amainas
las velas de tu pasion?
ó arráncame el corazon
ó échame catorce vainas!
(Se echa en sus brazos. El le quita el virgo con sinigual maestría. Ella chilla, llora, pero luego suspira, se rie y se menea cojonudamente. Le viene. Tableau. La orquesta toca el himno de Riego.)
¡Ah! ¿No es verdad ángel de amor
que en este lecho caliente,
podremos tranquilamente
fornicar mucho mejor?
Esta sala que está llena
de esos cuadros tentadores
donde joden mil señores
ya á una rubia, á una morena;
esta picha tan amena
que está queriendo romper
sin poderse contener
la tela de mi calzon,
¿no es cierto tierno pichon
que esán diciendo joder?
Ese coño, cuyo aroma
me sube ya á las narices,
esas frases que no dices
pero que tu lengua asoma
á tu boca, dí paloma,
dí, labios de rosicler,
esas ganas de tener
mi picha dentro tu coño,
¿no es verdad, tierno retoño
que están diciendo joder?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
en tu chumino ya ardiente
ante el miembro de Don Juan,
y estos cojones que van
hinchándose sin querer,
como un globo Mongolfier
que se va elevando al cielo,
¿no es cierto, dulce consuelo
que están diciendo joder?
¿Y esas dos gotas de leche
que ves caer de repente
de mi nabo ya impaciente
porque mil polvos te eche,
no me dicen que aproveche
tal momento de placer?
¿No es verdad que sin querer
tu coño se va tras de ellas?
¿No es cierto estrella de estrellas,
que están diciendo joder?
¡Oh! si, bellísima Inés,
espejo y luz de mi vida,
escucharme conmovida
cual lo haces, lujuria es,
mira aquí á tus plantas pues
a aquel Don Juan tan ladino
que se paró en su camino:
que rendirse no creia
adorando, vida mia,
los pelos de tu chumino.
DOÑA INÉS
Callad, por Dios ¡oh Don Juan!
que no podré resistir
mucho tiempo sin sentir
que las cabras se me van.
¡Ah! callad por compasion
que oyéndoos, me parece
que mi clítoris me crece
y es más duro que un bastón.
¡Y que he de hacer ¿ay de mi!
sino caer en vuestros brazos,
si todo el coño á pedazos
me vais robando aquí?
Don Juan, Don Juan, ¿por que amainas
las velas de tu pasion?
ó arráncame el corazon
ó échame catorce vainas!
(Se echa en sus brazos. El le quita el virgo con sinigual maestría. Ella chilla, llora, pero luego suspira, se rie y se menea cojonudamente. Le viene. Tableau. La orquesta toca el himno de Riego.)